Sangre - Tierra - Vida
¿Realmente es posible que esta relación exista a nuestra simple vista, en nuestra propia y tangible realidad? Si. La sangre, nuestra sangre menstrual puede ser de la tierra, para nuestras plantas, para nuestro jardín. ¿Hippieada? No tanto. Ciencia misma.

Una vez que pasamos el umbral del pudor y de la vergüenza con nuestra menstruación, encontramos cantidad de cosas que podemos hacer con esta nueva relación con el ciclo. Una de las que experimenté y tengo que asumir que funciona, es utilizar mi sangre para dar vida a mis plantitas. Si después de leer esto tensaste todos los músculos de tu cara en señal de asco; no te culpo, la primer vez que escuché esto no se si lo hice pero pensé en hacer lo mismo. ASCO.
Hermosa es la vida cuando nos muestra la realidad en estas cosas y cuando nos deja clarito y en nuestra cara que somos un cúmulo de experiencias sociales que delinearon no solo lo de afuera sino lo de adentro nuestro. La menstruación es un asco, diluirla en agua para regar nuestras plantas es el súmun del asco. Pero le di una chance; un tiempo después de empezar a usar la copa menstrual.
Casi que como si estuviera robando un banco, me escabullí de la cama; ya habia dejado preparada una botella para esto la noche anterior, y me fui al baño. Hice la pócima. Agua, casi un litro y medio, y todo el contenido de la copa más un poquito que había guardado para esto. Durante todo ese momento no sentí asco. Me sentí bien. Estaba en el baño de mi casa, mi novio dormía; estaba tranquila. Fui al balcón y repartí el contenido de la botella en dos plantas mías (no me animaba a hacerlo con las de mi novio). Un cactus que mi mamá me habia regalado hacía años, y otro cactus que salvé de pudrirse, hacía años también.
No lo conté a nadie. Al mes siguiente hice lo mismo, ya era un juego conmigo misma.
Muy poquito tiempo después, los cactus empezaron a dar flor. Si, asi de simple. Cactus que jamás habían cambiado; comenzaron a crecer, se pusieron más verdes y sacaron flor. Me pareció mucha coincidencia, pero fue tanta la sorpresa que incluso le causó a mi compañero que le tuve que confesar la realidad. Su cara fue esa, la que pusiste al comienzo de la lectura. Nariz fruncida, labio superior elevado -más de un lado que del otro-, ojos más chiquitos. ASCO.
Pero me convencí tanto que era eso, que terminamos investigando; preguntando, averiguando. Y resultó que sí. Un dia pudimos preguntarle a un químico de verdad a un químico especialista en botánica y nos confirmó que era así. La sangre tiene cantidades inigualables de oxígeno, nitrógeno y hierro, lo que hace que la planta recupere o genere una fuerza que no es igual de potente con ningún fertilizante artificial. Nos confirmó que sí, efectivamente los cactus habían comenzado su etapa de floración por el riego que había hecho; y nos comentó que particularmente la sangre menstrual es muy utilizada para plantas de marihuana en su etapa de floración. Me encantó su respuesta; fue mágico enterarnos de la mano de un científico/botánico que era real lo que suponíamos!
Esto pasó hace unos años. Este verano me contactó un chico de Uruguay, donde la marihuana es legal, para pedirme comprar copas menstruales para sus amigas, quería juntar sangre para sus plantas. Un poco exagerado para mi gusto, pero realmente estaba convencido que era lo mejor para su reina. Se había separado de su mujer y estaba buscando nuevas proveedoras….
En fin… ¿Resultado? Tenemos las mejores flores y plantas del barrio, en nuestro balcón.
Saquémosnos el prejuicio social. Tiene lógica, ¿no? Te invito a probar, cómo, cuándo y de la forma de quieras. La sangre menstrual es, químicamente hablando, el mejor fertilizante para nuestro jardín. Nunca nada es mejor que lo natural, y nosotras tenemos la capacidad de generarlo como parte de nuestro proceso biológico normal. ¡Animense! Es un juego de hechicería hermoso