Comprar copa

De descartables y privilegios

Cada vez que decidimos proponer que nos traigan sus productos descartables que ya no van a estar utilizando cuando se acercan a buscar su copita menstrual o su toallitas de tela nos chocamos con mensajes que cuestionan la entrega de toallitas en estos espacios. ¿Qué sabemos de lo que implica entregar copas menstruales sin tener en cuenta el contexto?

De descartables y privilegios

Es inevitable. Cada vez que nos ponemos a juntar toallitas o tampones para llevar a determinados espacios donde no se pueden dar el “lujo”(?) de comprar productos de gestión menstrual; sabemos que se vienen horas de resaltar lo privilegiados que somos los que estamos en esta discusión.

Es bastante hiriente el tipo de mensajes que llegan acusando de “tirarle” los productos que vivimos criticando a “los pobres” porque consideramos que “valen menos” y no merecen usar los productos ecológicos que tanto difundimos.

 

¿Por dónde empezamos? 

 

Los productos reutilizables son un privilegio, por más que por lógica nos parezca lo más apropiado para espacios donde cuesta más disponer de las condiciones económicas para comprar cosas. 

Si pensamos en la copa menstrual y los planteos que recibimos... el pensamiento sería: Le damos una copa menstrual a una persona que lo necesita y listo, no tiene que lidiar más con la falta de toallitas o de tampones. Todo solucionado. 

Lástima que este planteo idílico no tiene pie en la realidad. El otro día una seguidora me comparte datos que les quiero comentar. Según RENABAP (Relevamiento Nacional de Barrios Populares), existen más de 4400 barrios populares en Argentina, de los cuales el 96% aproximadamente no tiene un servicio de agua formal.

¿Cómo higieniza esa persona la copa menstrual si no cuenta con agua potable? Que es el punto uno cuando hablamos del cuidado de la copa y por ende de la vagina donde va a ingresar esa copa. ¿Y con qué lava las toallitas de tela? ¿Está en una condición habitacional adecuada como para poder hacer uso de esos productos? 

Y vamos más allá… ¿cómo es la salud ginecológica de esa persona? ¿Su piso pélvico está en las condiciones necesarias para poder dar sostén a esa copita? ¿Cuenta con la información y el seguimiento necesario (como tiene quien compra la copa menstrual por este medio por ejemplo) como para poder usarla con conocimiento? ¿Estamos 100% seguros que quien va a agarrar la copa menstrual no tiene prolapso? ¿Si esa persona tiene un DIU, muy usual en estos contextos, sabe cómo romper el vacío correctamente para que el dispositivo no se mueva? 

A nosotros que contamos con los medios para poder hacer uso de los productos reutilizables de forma consciente e informada muchas veces nos cuesta; imaginemos a una persona en situación de calle. O que habita uno de estos barrios donde las condiciones habitacionales son desastrosas. 

Cuando se vive en emergencia, las salidas a lo inmediato como en este contexto que estamos viviendo son de emergencia. Pienso que el cambio en el producto de gestión menstrual de preferencia lo podemos encabezar quienes podemos darnos el enorme lujo de elegir. Que optemos por el camino más complejo que implica lo que se rutiliza. Dejar en remojo, lavar bien, usar el jabón apto, TENER AGUA A DISPONIBILIDAD y un espacio óptimo… todo eso es un privilegio. Hay que darnos cuenta.
 

¿Qué se dice en los barrios?

 

En el 2018 fui al primer espacio de salud que trabaja abocado a zonas vulnerables para hablar de la viabilidad de la copa menstrual. Porque claro, algo reutilizable soluciona la compra mensual de productos (que vale aclarar, aún no son previstos de manera gratuita por el Estado) y con este concepto hay proyectos dando vueltas y querían saber más.

 

Y desde la primer visita a un CeSAC (Centros de Salud y Acción Comunitaria) la ginecóloga encargada me marcó puntos que de ahí en más forman parte de cualquier iniciativa que se charle para estos espacios. La copa menstrual es un producto que si no se cuida de forma correcta, no solo no sirve sino que puede ser un problema. Si usamos la copa menstrual sin higienizar de forma correcta, no es una solución. Si entregamos la copa menstrual a una persona que no tiene un piso pélvico en condiciones, también es un problema. Y como me decía la médica, esto en una población donde el embarazo adolescente es frecuente y la cantidad de hijxs per capita alto, es un tema a considerar porque es muy bajo el porcentaje de gente que después del parto restituye correcta y conscientemente su salud ginecológica. Como ya hablamos varias veces, el canal vaginal se va debilitando con la edad, los partos, los deportes de impacto… y a veces es necesario un poco de kinesiología pélvica para restituír la zona.

Entonces la propuesta fue empezar con una cantidad de copas menstruales que de forma ordenada y con un seguimiento caso por caso, el profesional de la salud entregará a cada paciente según su situación habitacional y de salud ginecológica. Se irán sacando conclusiones a partir de las cuales poder organizar capacitaciones tanto para profesionales de la salud como para quienes usen la copa; donde se articule la pata de salud y de educación para un trabajo en conjunto. 

Para esto estamos juntando donaciones de los proveedores y fabricantes de copas menstruales en todo el país, con algunas marcas ya tenemos inciativas andando. Nos unimos y hacemos un abordaje entre todxs los que se quieran sumar. 

Pero #pandemiamundial , por lo que no puedo actualizarles en qué quedó todo eso porque por el momento es inviable entrar a estos espacios a juntarnos a hablar de salud menstrual. 

 

¿Entonces usar la copa menstrual es un privilegio de clase? 

 

Si. Abrir la canilla y que salga agua también lo es. 

En estos momentos en que hay varias propuestas de donaciones de copas menstruales o toallitas de tela, cabe resaltar todo el abanico de necesidades que tienen que estar satisfechas para que esto sea posible. 

Todo lo que hablamos de la copa menstrual, del autoconocimiento, de los cuidados también tiene que estar asegurado para quienes van a comenzar con la copa en estos espacios. Si a nosotros nos cuesta, imagínense en otras zonas. El trabajo es mucho más integral.

 

“Romantizar la copa menstrual es un privilegio de clase”

 

Leí el otro dia no recuerdo bien dónde.

 

Me parece que en cualquier contexto, criticar desde el sillón con agua en todas las canillas es muy fácil. Más allá que nadie nace sabiendo todo, invito a que pensemos los modos con los que juzgamos el accionar de lo que esté haciendo el otro y preguntarnos si eso que no nos cierra tiene algún motivo que no estamos viendo.

Confieso que durante mucho tiempo dejé de hacer el pedido por redes sociales porque me agotaba esta dinámica de crítica, explicación, insulto y capaz, disculpa posterior.

Como volvió a pasar esta semana, me tomo este momento para descargar un poco y ahora que estamos en emergencia sanitaria, tomarnos el rato de dar una mano desde donde podemos. 

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