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Otro cumpleaños de Virginia Woolf

“Es obvio el que los valores de las mujeres difieren con frecuencia de los valores creados por el otro sexo y sin embargo son los valores masculinos los que predominan.”. Virginia Woolf nació un 25 de enero de 1882 en un mundo de hombres. Se quitó la vida sumergiéndose en las aguas del río Ouse con los bolsillos llenos de piedras a los 59 años.

Otro cumpleaños de Virginia Woolf

Después de terminar el manuscrito de una última novela (publicada póstumamente), “Entre actos”, Woolf volvió a sufrir una depresión. No era la primera, ya había caído en ese estado previamente y sufría de lo que hoy conocemos como trastorno de bipolaridad. Eso se suma a la destrucción de su casa durante el Blitz (evento de la Segunda Guerra Mundial) y a una mala reseña de una biografía de su amigo Roger Fry; la dejaron sumida en una profunda depresión de la que no logró salir.

Su depresión fue su escritura. Su técnica narrativa del monólogo interior y su estilo poético destacan como las contribuciones más importantes a la novela moderna con personales como Miss Dalloway. La publicación de sus cartas, ensayos y diarios una vez fallecida, y a pesar de los esfuerzos de su marido por evitarlo, han significado un legado muy valioso tanto para los futuros escritores como para lectores que buscan obras que se salgan de lo convencional.

La complejidad de la vida de Virginia tiene varios factores que pueden explicarla. Vivió rodeada de hombres, en una sociedad muchisimo más cerrada de la que conocemos hoy. Además de sus hermanos tenía tres hermanastros, hijos del primer matrimonio de su madre. Todo indica, y así lo reflejó de manera velada y autobiográfica en una de sus obras, que tuvo que soportar abusos sexuales de dos de ellos y que jamás pudo superar la desconfianza hacia los hombres, despertando una inclinación romántica por las mujeres, como con Vita Sackville. Se quisieron con la intensidad de lo prohibido, de lo incorrecto.

Soportó la temprana muerte de su madre pero no sin consecuencias. A partir de allí sus depresiones y tendencias bipolares aparecieron y se convirtieron en algo crónico en su vida.

Si en algo se esmeró Woolf fue dejar claro que la vida no tiene tanta importancia como se le suele dar. Y hasta le daba a la meteorología el lugar de factor fundamental en lo referente al impulso al suicidio. El “fin de viaje” que eligió. “Y de nuevo volvió a sentirse sola ante la presencia de su eterna antagonista: la vida.”. “Quería escribir sobre todo, sobre la vida que tenemos y las vidas que hubiéramos podido tener. Quería escribir sobre todas las formas posibles de morir.”

El 28 de marzo de 1941, se puso su abrigo, llenó sus bolsillos con piedras y se lanzó al río cerca de su casa y se ahogó. Su cuerpo no fue encontrado hasta el 18 de abril. Su esposo enterró sus restos incinerados bajo un árbol… en su carta despedida a él, ella escribió:

“Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que hago lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo que cualquiera podría ser. Creo que dos personas no pueden ser más felices hasta que vino esta terrible enfermedad. No puedo luchar más. Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí tú podrás trabajar. Lo harás, lo sé. Ya ves que no puedo ni siquiera escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que debo toda la felicidad de mi vida a ti. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirlo —todo el mundo lo sabe. Si alguien podía haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida durante más tiempo. No creo que dos personas pudieran ser más felices que lo que hemos sido tú y yo. V. “

 

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